Mi novia me ha llevado al circo
y me he fastidiado.
Y es que ignora que el verdadero circo, para mí, es ella.
Pero no ese donde menguan los animales exóticos,
donde maromeros, payasos y enanos sacan la plana,
y el domador de leones mata el tigre.
Ella es un circo como los de antes,
donde los artistas se juegan la vida con balas y dagas de verdad,
donde la magia asombra con un sencillo mazo de cartas
y los pasteles vuelan por doquier.
A las puertas de este circo una gitana adivina el futuro.
Sin consultar, le entrego una moneda.
Junto a la pista central,
me arrellano a comer cotufas y algodón de azúcar.
Aplaudo y río como un niño.
La certeza de un espectáculo distinto cada día.
Un diario íntimo, de periodicidad visceral, para los perseguidores del elusivo arte literario.
martes, agosto 30, 2005
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2 comentarios:
Entonces te diviertes mucho.
Buen poema, felicidades
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