Un diario íntimo, de periodicidad visceral, para los perseguidores del elusivo arte literario.

miércoles, septiembre 06, 2006

Baila el tamunangue


La estampa se recorta contra un tapiz brumoso, inequívocamente larense. El grupo se ha ido sumando de a poco; ataviados con corrección unos, y otros con mucho brío. El cuatrista se arrancó con la “Batalla” y a la altura de la “Perrendenga” no se cansa. Pero es la pareja del centro la que hoy baila como posesa. No son razones de tradición ni de fervor religioso. Hoy lo hacen por puro arte.

Fotografía: Orlando D'Elia.

2 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Y es tan bello bailar, por puro arte o por puro deseo de dejar que el cuerpo se funda con la música, olvidando todo lo que nos ata y nos inmoviliza. Saludos cordiales.

Circeromana dijo...

Conforme a lo que dices, bailar es soltar las amarras; que sean las olas o el viento –eso que acaso balancee el universo– lo que rija el rumbo. En ese instante hay al menos derrotero.

Me quedo con esta definición de la danza. Muchas gracias.

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